Torso, colectas falsas y confesión: Las claves del crimen del profesor Nibaldo Villegas
Por Oliver Rodríguez
Fue el pasado 15 de agosto cuando se dio a conocer un video en el que los ocupantes de una lancha que recorría las cercanías del Muelle Prat de Valparaíso expresaban, con sorpresa, que lo que flotaba a un par de metros de la embarcación era una parte de un cuerpo humano. En efecto, se trataba del torso de Nibaldo Villegas, profesor de informática de Villa Alemana.
Así lo determinaron las pericias realizadas, en conjunto, por la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones y el Servicio Médico Legal que, tras diversos análisis, comprobaron que se trataba de parte del cadáver del hombre de 50 años, sobre quien había una denuncia de presunta desgracia desde el 9 de agosto pasado.
Tras esto, comenzaba la fase de investigación por parte de las policías, en pos de determinar quiénes eran los responsables del hecho.
QUERELLA CRIMINAL
En esa línea, durante la misma jornada, el intendente de la región de Valparaíso, Jorge Martínez, presentaba una querella criminal en contra de quienes resulten responsables y señalaba que el hecho "es un tipo de delito al que no estamos acostumbrado en nuestro país, ni en nuestra región; más bien corresponde a delitos que nosotros vemos en otros países". Palabras que posteriormente, producto de las críticas, tuvo que precisar.
"No quiere decir, bajo ningún aspecto, que lo hayan realizado extranjeros o una banda de inmigrantes, como se intentó hacer creer irresponsablemente", aclaró Martínez a través de un comunicado.
EL ROL DE JOHANNA HERNÁNDEZ
Paralelamente, tras haber realizado una intensa campaña de búsqueda, la familia de Villegas era golpeada con la trágica noticia.
Entre ellos se encontraba Johanna Hernández, exesposa del fallecido y hoy imputada principal del caso, quien hasta ese momento era una activa participante de las jornadas de pegado de carteles en la busqueda. Incluso, dio una extensa entrevista a un matinal nacional y realizó colectas para el velorio de Villegas.
"Sin fuerzas para nada, completamente destruída, el daño que le han hecho a mi familia no tiene perdón, justicia es lo único que pido", escribía en su cuenta de Facebook la mujer tras enterarse del destino que corrió esposo "legal aún", como resumió en otra de sus publicaciones.
DETENCIÓN
Alertados por los testimonios de los familiares directos del profesor de informática de Villa Alemana, los efectivos de la Brigada de Homicidios de la PDI tenían entre sus líneas investigativas la posibilidad de que la expareja de la víctima tuviera que ver con el crimen.
En base a esos antecedentes y las evidencias recolectadas durante el proceso indagatorio, la mañana de este miércoles, Johanna Hernández, y su actual pareja, Francisco Silva, eran detenidos e interrogados por la PDI. Fue en esa declaración donde, según informaron desde la institución policial, ambos habrían confesado su autoría del crimen.
DATOS INCRIMINATORIOS, LUGAR Y CONDICIONES DEL DELITO
Posteriormente personal de la PDI señalaría que un dato clave para establecer la probable responsabilidad de los dos imputados fueron sus conocimientos en anatomía. Esto, ya que ambos son auxiliares paramédicos. Adicionalmente, la institución policial señalaba que el homicidio fue ejecutado al interior del hogar de Villegas, presumiblemente bajo los efectos de algún somnífero.
PENAS QUE ARRIESGAN
En la audiencia de formalización, desarrollada en el Juzgado de Garantía de Valparaíso, Johanna Hernández y Francisco Silva fueron acusados por los delitos parricidio, en el caso de la mujer, y de homicidio calificado, en cuanto a él. El Ministerio Público, por su parte, intentará acreditar agravantes de premeditación y alevosía para lograr penas más altas.
En el caso de Johanna Hernández, las penas asociadas al delito que se le imputa (parricidio) parten desde quince años y un día hasta la de presidio perpetuo calificado, que impide solicitar la libertad condicional antes de cumplir 40 años en prisión efectiva.
Francisco Silva, en tanto, acusado de homicidio calificado, arriesga una condena desde 15 años y un día hasta la de presidio perpetuo, que significa prisión efectiva sin posibilidad de acceder a beneficios carcelarios, como la libertad condicional, antes de haber cumplido 20 años privado de libertad.
