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Científico asegura que consumir poca sal estaría perjudicando la salud

  • Por Meganoticias

Hace 100 años dos científicos franceses, Ambard y Beauchard, realizaron un estudio con sólo seis pacientes y concluyeron que el consumo excesivo de sal aumentaría la presión sanguínea.

Durante los últimos 20 años, el mundo ha realizado una lucha contra la sal, tratando de retirarla de la mayor cantidad de productos y generando diversas dietas o planes alimenticios que contemplan un consumo no superior a los seis gramos diarios.

Pero el Dr. James DiNicolantonio, miembro del Instituto Cardiovascular de Saint Luke en Missouri y editor asociado de la revista "Open Heart" del Diario Británico de Medicina, asegura que el bajo consumo de sal estaría perjudicando la salud de millones de personas en el mundo.

"Nos han dicho que comer mucha sal nos está matando. Los doctores aseguran que es tan malo para nuestra salud como lo es el tabaquismo o la falta de ejercicio, y los gobiernos han generado guías alimenticias que nos limitan a menos de una cucharada de té diaria", asegura DiNicolantonio.

El científico, que incluso ha testificado frente al Congreso de Canadá respecto a los peligros para la salud de diversos alimentos, asegura que "he examinado más de 500 estudios y escritos médicos sobre la sal. Y mi conclusión es la siguiente: No existe evidencia científica que soporte el bajo consumo de sal".

Según explica DiNicolantonio en su nuevo libro "The Salt Fix", el organismo humano constantemente pierde sal tanto en el sudor como en los métodos de reparación de la piel ante una herida, por lo que sería extremadamente peligroso mantener un bajo nivel de la misma.

"Al sufrir heridas o quemaduras el cuerpo entra en un estado de shock que genera una mayor secreción de fluidos para acelerar la curación de la zona afectada. Es en ese momento que el cuerpo necesita sus reservas de sal para mantener la circulación de la sangre y evitar un colapso vascular", explica el científico.

La recomendación médica de consumir poca sal proviene de una hipótesis simple: Consumir altos niveles de sal genera un aumento de la presión de la sangre, ya que produce sed y un mayor consumo de agua, lo que a su vez genera un aumento del volumen sanguíneo por el exceso de agua.

Pese a que la teoría tiene sentido, según DiNicolantonio los hechos no cuadran. "Los estudios médicos demuestran que un 80% de las personas con presión sanguínea normal no sufren ningún aumento al consumir mayor cantidad de sal, en quienes poseen predisposición a la hipertensión tres cuartos no sufren alteración alguna y en quienes poseen una presión sanguínea alta el 55% es totalmente inmune a los supuestos efectos de la sal", asegura el científico.

Para el doctor del Instituto Cardiovascular de Saint Luke el mito tiene su origen en el estudio realizado por Ambard y Beauchard hace más de 100 años, el cual sentenció que la sal produce un aumento de presión tras realizar exámenes a sólo seis pacientes.

DiNicolantonio agrega que "a comienzo de los años 50' el Dr. Lewis Dahl, del Laboratorio Nacional Brookhaven en Nueva York, estaba determinado a probar que la sal si tenía injerencia en la presión sanguínea".

"Para probar que los japoneses - con su alto consumo de sal - poseían un mayor riesgo a desarrollar hipertensión que las tribus Inuit - con bajo consumo de sal - Dahl realizó un estudio en ratas. El problema es que las ratas comunes no son sensibles a la sal, por lo que debió criar de manera artificial roedores hipertensos que son conocidos como 'Ratas sensibles a la sal de Dahl'", explica el científico.

Producto de lo anterior, Dahl convenció al entorno científico de la época que la sal no tenía función alguna en el organismo y sólo funcionaba para saborizar las comidas, por lo que a su parecer los humanos podrían sobrevivir con un consumo ínfimo.

Pero según estudios realizados años antes en 1945, experimentos en bajo consumo de sal habrían resultado en la muerte de algunos pacientes e incluso hubo quienes sufrieron un colapso circulatorio debido a un inadecuado suplemento de oxígeno y nutrientes a los tejidos, síntoma ahora relacionado con la falta de sal en el organismo.

Una de las "pruebas" definitivas de Dahl fue la de suministrar comida para bebés - en ese entonces alta en sal - a sus ratas hiperténsas, lo cual les ocasionó la muerte, y según el doctor de los años 50' sería demostración suficiente para asegurar que lo mismo podría suceder en niños.

Producto de los estudios de Dahl, el Comité de Nutrición de la Academia Pediátrica de Estados Unidos concluyó que los infantes se encontraban consumiendo mucho sodio, por lo que la industri empezó a reducir la cantidad de sal en las comidas.

"Históricamente países como Corea del Sur, Japón y Francia tienen uno de los índices más bajos de muerte por problemas coronarios. Y lo que tienen en común estos países es que la mayoría de sus habitantes consumen dietas altas en sal", asegura DiNicolantonio.

Para el académico el mito de 'reducir el consumo de sal y hacer ejercicio para bajar de peso' es una paradoja en si mismo, ya que "un bajo consumo de sal no sólo obliga al organismo a acumular grasas para proteger su reserva, sino que previene la quema de las mismas (...) para mantener la sal el organismo buscará aumentar los niveles de insulina".

"Esto significa que más y más insulina es secretada por el organismo para controlar la glucosa en la sangre. Lo que, a su vez, obliga al cuerpo a acumular más grasa y proteínas".

Según el científico, el bajo consumo de sal "tiene como efecto secundario un aumento del riesgo de ataques cardíacos, problemas a los riñones, bajo funcionamiento de la glándula tiroides, aumento de los niveles de insulina - principal factor de riesgo para el desarrollo de diabetes - y un aumento del colesterol".

Para DiNicolantonio la sal ha sido culpada injustamente, cuando los estudios han demostrado que el verdadero culpable del aumento de la presión sanguínea sería otro granulado blanco, el azúcar.