Almohadas de plumas: Conoce cómo cuidarlas

Cómodas y livianas, las almohadas de plumas son un elemento natural muy apropiado para un descanso confortable; sin embargo, sus cuidados son clave para evitar alergias, contaminación por hongos y pérdida de su forma.

Existen rutinas de corto y largo plazo para garantizar una vida útil de una almohada de plumas, que, si se trata de una buena marca o de comprobada calidad, puede durar entre diez y quince años sin que tenga que cambiarse por otra.

Si ya tienes un par de almohadas de plumas lo primero es protegerla. Compra un par de fundas protectoras que puedan servir para mantener limpia la tela que recubre las plumas. Sobre esta funda puedes colocar la que haga juego con la lencería de la cama.

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Cada semana puedes lavar las fundas o cambiarlas dependiendo del uso que tengan (Contacto con mascotas o niños que comen en la cama). Para mantener la forma de la almohada, cada día sacúdelas y dale unas palmadas durante el arreglo de la cama.

Sácales el polvo. El primer motivo para botar las almohadas es cuando se presentan frecuentes cuadros de alergias o resfríos. Lo típico es culpar a las plumas por esta reacción, pero está comprobado que las plumas de ganso (oca) no producen alergia, así que lo que está causando el problema es el polvo y los ácaros. Una buena limpieza con aspiradora las mantendrán libres de estos elementos perjudiciales.

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Sol y aire limpio. Sacar las almohadas al sol y que reciben una dosis de aire fresco van a disipar el riesgo de que aparezcan hongos y bacterias.

Una o dos veces por año se deben lavar en lavadora. Aunque las almohadas tienen volumen, no te preocupes, porque se pueden colocar dos en un mismo ciclo de lavado. Usa jabón de baja espuma.  El secado es fundamental: Dos a tres ciclos en secadora dejará las almohadas sin humedad.