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"No pretendemos ser los Presidentes de la República que salieron de acá": La toma del Instituto Nacional desde dentro

  • Por Meganoticias

Por Oliver Rodríguez

Instalados en la pequeña entrada peatonal ubicada en calle San Diego, en pleno centro de Santiago, cuatro jóvenes son los encargados de custodiar el ingreso al Instituto Nacional durante la fría tarde de este lunes 10 de junio. Revisan mochilas, anotan nombres, solicitan firmas y también requisan temporalmente los elementos que, según su protocolo interno, están prohibidos.

Una vez sorteado ese proceso, se puede ingresar al establecimiento en donde se desarrolla la primera jornada de la nueva toma que el pasado sábado votó la comunidad escolar.  Todo, en el espiral de movilizaciones que llevan adelante para hacer valer su petitorio centrado en la salud mental de los estudiantes, en un cambio del modelo educativo del cual son parte, como también del financiamiento del mismo.

Lo cierto es que muchas de las actividades de protesta que han organizado, han estado marcadas por episodios de violencia, graficados en enfrentamientos con Carabineros, las ya famosas bombas molotov y la consiguiente revisión de mochilas al ingreso del establecimiento.

La última respuesta del alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, no fue suficiente para calmar los ánimos. Los estudiantes no quieren fechas de mesas de trabajo, dicen, "queremos respuestas sólidas". Esto, mientras su imagen pública sigue debilitándose. No tienen el apoyo de la masa, y lo saben.

Cerca de un centenar de jóvenes se encuentra al interior del recinto y, como primer día de toma, el ambiente es distendido: algunos juegan a la pelota en la cancha del patio principal, sin saber que se convertirían en el blanco perfecto de compañeros que llenaron decenas de bombas de aguas para lanzárselas desde el tercer piso. Otros capean el hambre sin salir del inmueble, aprovechando las ventajas de las nuevas aplicaciones de reparto.

Más ocupado que ellos está Rodrigo Pérez, presidente del Centro de Alumnos del Instituto Nacional, quien no puede dar más de diez pasos seguidos sin recibir preguntas, halagos y bromas por parte de algún compañero, principalmente debido a sus constantes apariciones en los medios de comunicación. También hay apoderados al interior del recinto, y ciertamente quieren conversar con él. Están preocupados.

Asegurándose que todos los candados estén en su lugar, Pérez aclara que para poder controlar lo que ocurra en el liceo durante una toma, solo se ocupará el Sector 1 de éste, cerrándose el acceso a los otras dos fajas del edificio. Para resguardar esto están los integrantes de la Comisión de Seguridad que, entre otras funciones, son los encargados de intentar impedir destrozos por parte de los grupos más radicalizados que existen dentro de los 4.200 alumnos del Instituto Nacional.

Salud mental: Lo primero

Para el dirigente, el ascenso de movilizaciones y hechos de violencia tienen directa relación con la Ley Aula Segura, promulgada para dar herramientas de castigo a directores de colegios ante hechos de violencia, y la controvertida revisión de mochilas por parte de Carabineros. Pese a esto, lo anterior no son las pretensiones de fondo de los alumnos del liceo más emblemático de Santiago, quienes apuntan a que el Ministerio de Educación pareciera ser el de Interior, porque las medidas adoptadas, según ellos, son netamente de "control y castigo". 

"La preocupación de la educación pública es formar a los estudiantes para que puedan rendir una buena PSU y que después puedan ingresar a la universidad, pero no se entiende como una formación integral. Ese es el principal problema y tiene síntomas como los altos índices de depresión en los liceos públicos, altos índices de vulnerabilidad social, altos índices de radicalización en la misma movilización. La idea es que la educación pública se haga cargo de la salud mental de sus estudiantes. Esa es la principal demanda que hoy nos mueve", cuenta a Ahora Noticias, Rodrigo Pérez, acomodándose en uno de los múltiples tableros de ajedréz ubicados en diferentes puntos de su colegio.

- ¿En qué debería traducirse la integración de la salud mental de los estudiantes?

- Esto significa que en el plan común exista un bloque que esté dedicado al desarrollo de la inteligencia emocional, a identificar las emociones, a aprender a controlarlas. Que esté enfocado finalmente a todo esto que significa salud mental y también un reforzamiento al cuerpo de orientación del colegio, que hoy está muy débil. Por cuestiones humanas no alcanza a efectuarse un buen desempeño de estos funcionarios porque somos 4.200 estudiantes y hay tres sicólogos.

- Plantean un cambio en el foco educativo del Instituto Nacional ¿Esto les ha traído problemas con exalumnos?

- Hace rato nos están diciendo que echamos a perder el Nacional. Todo el mundo apunta al estudiante como el responsable de la crisis de la educación pública, entonces yo creo que el miedo ya no existe. La generación antigua tenía su escenario, su contexto, válidamente, sus pretensiones y objetivos de vida también. Pero no son los objetivos de vida, que tiene la sociedad de hoy, 2019, nosotros no pretendemos volver al pasado y ser los presidentes de la república que salieron de acá en algún momento, no pretendemos volver a ser los ingenieros que salieron de acá en algún momento.  

- ¿Qué pretenden específicamente?

- Lo que se pretende hoy día es la integralidad de la formación de las personas,  no que tengamos un bolsillo lleno, pero seamos infelices, con depresión, que tengamos antivalores o que tratemos mal a nuestras parejas. No es por el hecho de tener presidentes o muchos ingenieros, o tener exalumnos con mucha plata lo que nos da el prestigio, éste lo da, al fin del día, la vaguardia en la sociedad, la vanguardia en plantearse la transformación necesaria para construir una nueva sociedad. 

- ¿Qué visión mantienen de los grupos más radicalizados o violentos dentro del Instituto? Alessandri los calificó como "anarquistas".

-El alcalde Alessandri cada vez le da más alimento a la radicalización del movimiento. Como Centro de Estudiantes y en realidad, la mayoría del estamento estudiantil, no compartimos la violencia como un medio para enfrentar este problema, pero sí creo que cada vez existe más entendimiento con esta radicalización, porque estamos abandonados. 

Hace años que el movimiento estudiantil se intenta regenerar y volver a estructurar y, la única respuesta que tienen las demandas, son criminalización. Cuando no se entiende que la institucionalidad no está haciendo su pega, que los conductos regulares y el diálogo no están sirviendo, existe la desesperanza, el desencantamiento,y comienza a surgir esta insurrección.

-  ¿Sienten que esta radicalización e insurrección les ha traído consecuencias en cuanto a su imagen pública?

- Sí, es increíble salir a la calle hoy día y que la misma gente te rechace, por el hecho de manifestarte de forma pacífica, artística o como sea. Es compleja la reacción de la gente porque hay una televisión que te está mostrando 24/7 que lo de nosotros es una pataleta, que el movimiento estudiantil ya no tiene sentido ni fondo, y que somos unos violentos, unos terroristas y unos criminales. Todos. 

Cuando se escucha el titular: "nuevamente hay manifestaciones e incidentes en el Instituto nacional", uno infiere que hay 4200 estudiantes, todos violentos, y que están pataleando en la calle. Ese mensaje, cuando se transforma y tergiversa de tal manera, nos causa rechazo y nadie nos quiere ver. Es un gran gol que nos han metido las autoridades en ese aspecto.

- Paralelamente, se han instalado en la discusión política...

- Porque no hay una Cones ni una Aces que esté consolidada hoy día, los mismo partidos políticos fueron fraccionando y deslegitimando un poco estos espacios. La vocería propia, entre comillas, que existe es este liceo, por su historia, su rol protagónico en los movimiento sociales se politiza mucho y mucha gente lo ocupa como trinchera para sus discursos. Vemos diputados y al propio Presidente de la República refiriéndose a las situaciones que pasan acá, para validar estos discuros de crimen y castigo que son nada más que una repercusión de el modelo que está instalado hace más de 40 años.

- Hubo un gesto de parte de las autoridades y hay mesas de trabajo agendadas ¿Qué esperan de esas instancias?

- Lo sustantivo es que con hechos veamos una respuesta a nuestras demandas y no solamente nos quedemos en estas palabras, en esta mesita con sillas con galletitas y tecito, sino que realmente veamos cambios importantes en el modelo educativo que no es solamente arreglar un baño, que nos aseguremos finalmente que el futuro de las generaciones sea distinto, que cambien las cuestiones de fondo que hoy estamos instalando en la mesa.