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"Nos tratan de verdad como a unos perros": El crudo testimonio de los venezolanos en la frontera de Chile

  • Por Meganoticias

"Yo puedo decir como médico que hay muchos niños que tienen tos productiva, que pueden estar ya en un proceso de bronquitis. Niños que están expuestos a frío, a brisas, a lluvia. No es justo, no tenemos alimentación. Solicitamos por favor que nos dejen pasar". 

Con esas palabras, la ciudadana venezolana Mariángelis Suárez, desde la frontera de Chile y Perú en Chacalluta, solicitaba a las autoridades chilenas la autorización de ingreso para ella y los miles de compatriotas que esperan hace más de una semana una respuesta positiva por parte de las autoridades fronterizas chilenas. 

Con siete meses de embarazo, Mariángelis ha sido testigo de cómo cientos de sus compatriotas deben abordar el bus que los devuelve hasta Perú tras no cumplir con la documentación que desde el 22 de junio exige el Gobierno de Chile: Una visa consular.

Al mismo tiempo, muchas familias no han podido entrar debido a que sus hijos no tenían cédula de identidad o pasaporte. 

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"Es desgarrante el corazón, tantos niños que están aquí sufriendo, padres que están queriendo buscar una mejoría de vida para sus hijos, tanto en  salud como alimentarios. En Venezuela nosotros no tenemos posibilidad de nada, simplemente estamos sobreviviendo. Esa es la palabra", dice Suárez a Ahora Noticias

Documentación de menores

La exigencia de documentos deidentificación a menores de edad es uno de los factores más problemáticos en la frontera. Mirando a su bebé, una migrante venezolana se lamenta: "Le están exigiendo pasaporte. Mi esposo y yo sí portamos pasaporte, pero mi bebé lo que porta es una partida de nacimiento. En Venezuela no están dando pasaporte, no nos están dando cédula, todo se demora".

Cada día que transcurre, la situación se vuelve más compleja. Las carencias se agudizan y la paciencia también comienza a escasear. Ximena Ostria, jefa regional del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), apuntó a las autoridades de Gobierno y confirmó que, para la entidad, la situación que se registra en la frontera es una crisis humanitaria. 

"Nos parece que el Estado de Chile no está cumpliendo con los estándares de Derechos Humanos, no está actuando como un estado parte de la comunidad internacional que tiene la obligación de amparar a ciudadanos y cuidadanas que vienen de otro país que está en crisis", explica Ostria.

Bus de los rechazados

Mientras el Gobierno se defiende señalando que la ayuda humanitaria a Venezuela sigue estando disponible y que la nueva regulación apunta a que se utilicen los canales regulares de ingreso, son cientos los venezolanos que deben emprender el regreso, estando a solo un par de metros de Chile.

"Tengo que regresar otra vez a Perú y tratar de tramitar desde allá el pasaporte de mi bebé, a ver si así me dejan pasar, pero no sé cuánto tiempo va a tardar, no sé a dónde voy a llegar allá, no sé nada. Tengo que regresarme y empezar a buscar desde allá para poder ingresar", dice, resignada, una migrante que aborda el temido "bus de los rechazados".

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Durmiendo a la intemperie, sin alimentos, los cientos de venezolanos que en promedio salieron de su país hace 14 días, exigen una respuesta del Gobierno de Chile. "Nos tratan de verdad como a unos perros. Necesitamos que nos den solución porque venimos de un país que está pasando por una crisis económica dura", señala uno de los migrantes que espera en Chacalluta.

Ayuda de chilenos

La situación ha impactado y golpeado incluso a ciudadanos chilenos, quienes han llegado hasta la frontera para entregar alimentos y otro tipo de ayuda a los migrantes que esperan en el lugar. Ejemplo de esto es Ruth Cuevas, quien repartió cientos de sandwiches en Chacalluta y se impactó con la situación. 

"Opinión política no tengo, pero pienso que los niños no tienen la culpa de las decisiones de los gobiernos ni de los adultos. Y es por los niños más que nada, porque imagínate, niños durmiendo a la intemperie, enfermos, la noche anterior había una mamá que había estado nueve días en la frontera, los dos niños a un metro se les sentía el pecho de cómo estaban obstruidos", explica Cuevas. 

Tras múltiples entrevistas, la doctora Mariángelis logró acreditar que cumplía con los requisitos para ingresar a Chile y pudo reunirse con el resto de su familia que la esperaba al otro lado de la frontera. No obstante, la felicidad convive con un sentimiento amargo. 

"Estoy dolida por todos mis compratriotas que se quedan de ese lado, por sus hijos, su familia, porque sé el sacrificio que tuvieron que hacer para llegar hasta aquí como lo hicimos nosotros", concluyó.