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Estudio descarta nuevamente la relación entre vacunas y autismo

  • Por Meganoticias

Los movimientos anti-vacunas existen en varios países del mundo, y su lucha contra las vacunas han contribuido a la reaparición de enfermedades que se creían erradicadas. Estos grupos se oponen a cualquier tipo de inoculación por los presuntos efectos secundarios que puede significar para el organismo humano.

Sin embargo, diversos estudios han descartado que las vacunas provoquen efectos secundarios adversos al cuerpo humano. 

Uno de los principales mitos comenzó en 1998, cuando el investigador británico Andrew Wakefield realizó un estudio en el que apuntaba a un hipotético vínculo entre el autismo con la vacuna que combate la rubéola, varicela y sarampión.

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Su estudio causó la disminución de vacunas en todo Europa y una serie de falsas creencias sobre la relación entre las inoculaciones y el autismo. El mismo profesional debió retractarse de su investigación por errores de procedimiento, pero los rumores sobre su desacertada tesis ya se habían extendido en el mundo entero.

NUEVO ESTUDIO

Pese a las creencias de los movimientos anti-vacunas, hoy otro estudio refuta esta teoría. Científicos de Dinamarca realizaron una masiva medición a más de 600 mil niños nacidos en ese país entre 1999 a 2010 y siguieron su evolución durante los primeros años de vida.

En el estudio, publicado en American College of Physicians no se observó ninguna diferencia entre los niños vacunados y los que no habían recibido la inoculación en sus primeros años. Además, no se detectó un aumento de pacientes con autismo entre el grupo de menores vacunados.

"Nuestra conclusión es que la vacuna trivírica no incrementa el riesgo de padecer autismo. No aumenta su diagnóstico entre los niños más susceptibles a padecerlo y no está relacionado con los casos de autismo que aparecen tras la vacunación", concluye el estudio.

Como conclusión, la comunidad médica mundial coincide en que el único efecto que han provocado las vacunas en el mundo entero es el aumento de las expectativas de vida y la disminución de las tasas de mortalidad infantil.