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Capitán Fantástico: siempre di la verdad

  • Por Matías Andújar

Amo a Viggo Mortensen. Primero, por ser de San Lorenzo. Luego, como actor. Netflix, hace muy poco, subió Capitán Fantástico a su sección “recientemente agregados”. Y no la he vuelto a ver, pero ya lo voy a hacer. Es que vale mucho la pena. Más allá de la frase típica. O sea, “valer la pena” es que, vas a pasar pena, pero lo vale. Es más drama que comedia, aunque tiene de ambas. Pero el ingrediente elemental es la reflexión. Ni el beso de la muerte te la va a quitar. Antes de entrar de inmediato, es necesario contextualizar que se trata de cine independiente. No cae en las manos de Hollywood. 

Esta vez sí vamos a dejar algunas pocas huellas sobre la historia de la película. Creo que es necesario, para generar el entorno sobre el que plantearemos nuestros cimientos. 

Ben y Leslie, desilusionados del capitalismo y estilo de vida norteamericano, deciden retirarse a la vida alejada de la ciudad —al bosque, específicamente— donde les darán personalmente educación a sus seis hijos. Educación que consiste en cazar su propio alimento, enseñarles a ser autosuficientes, incitarlos a la lectura, más orientada a la filosofía, al marxismo, a la teoría M, la meditación, y las artes marciales, dirigirse con el cuchillo al hígado o al pulmón de tu agresor, por ejemplo. Todo esto, a raíz de la idea de Ben de ayudar a su esposa que atravesaba una depresión horrible. Pero no ayuda. Leslie termina en el psiquiátrico con un cuadro de bipolaridad importante. Ahí es donde la figura paterna se hace muy fuerte. Ese es el punto de partida. 

La pregunta central es si estas prácticas están poniendo a los niños en peligro. Muchas veces no dejándolos ser niños, bajo la premisa de prepararlos para el mundo que los espera. De lo que el mundo se trata. Pero esto te entrega y te quita herramientas. Porque en el bosque es una cosa, pero en la sociedad toca otra guitarra. No se les ha enseñado cómo relacionarse con terceros. El mayor de los niños no tiene idea qué hacer cuando se le acerca una mujer. Porque nada de esto sale en los libros.   

Capitán Fantástico, igual, como en todo, y ahí radica la gracia, se puede ver desde el otro polo. Ocupar el lóbulo opuesto, invertirla y encontrar en ella una película que solo intenta expurgar algún o algunos temas. La eterna disputa donde algunos ven a un tirano y otros a un pionero. Para mí fue todo corazón. Pero me enamoro con tanta facilidad. Del tirano y del pionero. 

Aquí el personaje no tiene dos caras. Es un triunfo de la sinceridad. No creo que una película que hable sobre la familia, desde lo positivo y desde lo negativo, lo aborde desde la felicidad y la miseria, no tenga otra misión que construir. Quien toma o escribe un guión así, lo hace de buena fe.  

Ben no es retratado como el padre perfecto. De hecho, le falló a su mujer y sus hijos están teniendo problemas para ser autosuficientes y saber cómo funciona el mundo en la actualidad. A ratos, la película, se abandera con un lado. El ala izquierda, pero uno no está obligado a volar con esa ala. Por otro lado, si no tomase partido, quedaría en la mitad, sin decir ni decidir nada. Completamente amarilla. Los records están hechos para romperlos. Los planteamientos para combatir. 

Algo que podría perjudicar en algún momento el guión, es que frente a la ignorancia del entorno, aparece cierta arrogancia. Mientras, pienso, si somos fuertes, es para ayudar a los más débiles. Pero esa “arrogancia” a la que aludo acá, y que molesta, es solo un momento de toda la película. Un ápice. El discurso, lo otro, es superior. 

Un momento notable es cuando asistimos a la celebración del Día de Noam Chomsky. 7 de diciembre. En vez de celebrar Navidad. Porque celebrar la Navidad es, primero, aunque se olvide, celebrar a un Dios, y después, hoy, una instancia absurda de consumismo. Ir al mall es el insigne acto de interacción social.  

Hay varios giros y una nueva perspectiva a la típica dinámica del drama familiar. Captura la esencia de la familia, sin clichés. Explora el entendimiento, la comunicación, lo positivo y lo negativo. La fuerza del autoanálisis. 

Capitán Fantástico no reinventa la rueda, pero es muy filosa y te deja tarea para la casa. Idea y principio central del Arte. Y que cada día cuesta más encontrar, precisamente, en el séptimo arte. Donde todo se está transformando en formato de series, donde la idea es llegar a descansar y distraerse un rato. Más que hacernos preguntas que nos dejen absortos en nuestros pensamientos, sin poder dormir. Pensemos un rato, por ejemplo, por qué necesitamos casas monstruosas, bienes innecesarios, por qué seguimos ejerciendo ceremonias ridículas como el funeral cristiano, cuando debemos celebrar la vida y no la muerte. La muerte es lo único seguro en esta vida. 

Está entre las películas más lindas que he visto. La palabra “lindo” es fea para determinar algunas cosas. Pero a veces se ofrece como una alternativa, sin prever ningún desastre.

La idea es forjar el pensamiento crítico. Chomsky me apoyaría. El hombre ES el luchador contemporáneo. Hay que dejar de apoyarse en uno mitológico, como si fuese un duende mágico. 

Y esta peli es una provocación al pensamiento. Funciona el diálogo interno entre la audiencia. Y asistimos íntimamente. 

El mundo morirá aplastado por el puro de unos pocos. La paz se va a matar. 
Si no lo haces hoy, tal vez mañana sea tarde. 
Pero una fuerza destructiva todo lo renueva. 

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Zona tres datos:
 
1.- Viggo ha colaborado musicalmente con Buckethead. 
2.- Viggo estuvo nominado al Óscar aquí. Y probablemente debió haber ganado. 
3.- Ben usa el martillo de Thor o “Mjolnir” al cuello. A modo de cadena. Es el arma más temida de todas las que componen el arsenal de los dioses mitológicos.