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Carta de una madre de niño trans a comisión mixta: "Verlo transformarse de Andrea a Andrés significó verlo volver a sonreír"

  • Por Meganoticias

La segunda sesión de la comisión mixta que discute el proyecto de Ley de identidad de género se realizó este lunes con la presencia de seis organizaciones de la sociedad civil y del ministro de Justicia y Derechos Humanos, Hernán Larraín, en representación del gobierno.

Uno de los puntos que se discutirán en la instancia y que ha causado más controversia en el oficialismo es el que los menores de entre 14 y 18 años puedan acceder a un cambio registral de sexo con el consentimiento de los padres. 

En ese sentido, una de las entidades que expuso su postura a favor de la indicación fue la Fundación Renaciendo, que vela por la contención, protección y desarrollo de los niños, niñas y adolescentes trans e intersex. 

Nota

Tras la sesión, la fundación publicó una carta entregada a la comisión mixta escrita por Javiera Setz, una madre cuyo hijo es un niño transgénero. 

En la misiva, Setz sostuvo que "verlo transformarse de Andrea a Andrés significó verlo volver a sonreír" y que "si ese cambio pudiera haber ocurrido a los 13 años y no a los 20 (siendo optimistas), se habría evitado mucho dolor en su vida, tantas escenas de dudas y desconfianza, tanto esfuerzo en validar algo que es interno e inmutable". 

A continuación, la carta completa: 

"Estimados:

Mi hijo Andrés nos cuenta que a los 13 años ya sabía que era un niño trans y no una niña como dice su certificado de nacimiento. Tímidamente comenzó a contarles de sus inquietudes a sus amigas y ellas no pudieron comprender a qué se refería. En los años siguientes bajó sus notas, perdió la sonrisa y tuvo una fuerte depresión, al punto de realizarse cortes en brazos y piernas. Estuvo en terapia psicológica y psiquiátrica.

Recién a los 16 años se armó de valor y me contó, esperando que con esta confesión yo 'no dejara de quererle', como me dijo. ¿Pueden atisbar el dolor de un adolescente que imagina que su propia madre podría negarle el amor con el que le ha cobijado toda la vida? Dolor con el que sufrió al menos 3 años, dolor que sería perfectamente evitable en una sociedad más comprensiva con la diversidad humana.

Al manifestar en el colegio la intención de usar su nombre social, no fue tan fácil. Incluyó nuevas evaluaciones sicológicas y psiquiátricas, en total se consultaron cuatro profesionales para que el colegio pudiera aceptar lo que mi hijo pedía. Desde que Andrés le habló a su profesora hasta que pudo usar su nombre en clases transcurrieron 15 meses, 15 tristes meses, que incluyeron la gira de estudios en la que compartió dormitorio con las niñas 'como corresponde'.

Verlo transformarse de Andrea a Andrés significó verlo volver a sonreír, superar su depresión (ya está de alta), disfrutar de sus amigos y proyectarse al futuro. Ahora estudia en la universidad y espera con ansias el día en que su carnet tenga el nombre con el que se identifica.

Si me preguntan a mí, si ese cambio pudiera haber ocurrido a los 13 años y no a los 20 (siendo optimistas), se habría evitado mucho dolor en su vida, tantas escenas de dudas y desconfianza, tanto esfuerzo en validar algo que es interno e inmutable. Espero que las nuevas generaciones de niños, niñas y adolescentes trans puedan ser recibidos con respeto y no teman contarle a sus padres lo que sienten, porque tal como el mismo Andrés me dijo: 'No es nada malo mamá, solo soy un hombre transgénero. Espero que no dejes de quererme'.

Yo espero que como sociedad no dejemos de quererlos.

Javiera Setz, Fundación Renaciendo".